Entre 1964 y 1982, Bolivia vivió un periodo de constante inestabilidad política, caracterizado por múltiples golpes de Estado, regímenes militares y gobiernos de transición. Esta inestabilidad afectó directamente a las políticas educativas, que fluctuaron según los intereses del régimen de turno. Sin embargo, también se evidenció una preocupación creciente por ampliar la cobertura educativa, alfabetizar a la población y adecuar la educación a las necesidades del desarrollo nacional.